De una escritora

Colocado sobre el acostumbrado desorden, te busque en mi desesperación de intentar decir que sucede (difícil, en un mundo lleno de seres superficiales y de almas muertas, en cuerpos que intentan vivir en una tierra desarmada). Mire a mi alrededor, y no te percibí, entonces estire mi mirada y allí estabas, te sentí en mis dedos, recordé que siempre estas cerca mío aunque no te vea. Sos una de las pocas cosas fáciles de encontrar en mi vida, quizá porque no puedes escapar de mi, ni yo de ti. Molesto de desatención reposabas esperando ser tomado por mis manos. De repente despertaste queriendo desparramarte, no puedes esperar, ya te derramaste…y te vi bailando sobre el histórico soporte de la expresión. Esa danza, es también un juego inventado por nadie, en donde solo hay que descubrir lo inhallable. De inmediato tomamos los roles, vos comenzaste siendo el esclavo de mi imaginación, para luego terminar siendo el dueño de mis trazos. Condicionaste la noche, para que sea mi refugio y la redujiste a un festín de imágenes que piden una rápida trascripción, en ese atropello de imagines y garabatos, no siempre el resultado le satisface. No puedes dejar de observarme: cuando la lluvia cae tan apresurada y desesperada , que parece querer avisarte lo que debes hacer, te susurra y yo escucho las obvias intenciones de empezar el ritual de la inspiración desatada, en donde la ficción no existe, solo hay historias de personajes que no encuentran futuro en sus vulnerables vidas. Luego de tus mensajes, y mis respuestas (muchas veces frustradas) estabas allí tratando de descifrar a la luz del día que decían mis vocablos incoherentes. Fuiste dominando mis lágrimas, que se habían convertido en obstáculos, ellas paralizaban la poca agilidad de las insensatas palabras. Sentiste el mismo frío cruel del sur, aquel que nos vio crecer, te evocaste a él y te ocultaste de los veranos, en los aromas de los jazmines olvidados. Mentiste…mentimos, es la debilidad de nuestra condición, así es como superamos sentimientos, atravesamos el tiempo, confundimos las mentes, transformándolas en crédulas de nuestra farsa. Pretendes recorrer el mundo para saciar tu sed de palabras, la puedes calmar, pero nunca la saciaras. No haces otra cosa que crear frases sin sentido, inventar con metáforas irreconocibles. Lo haces para olvidar la realidad, escribiendo sobre ella, nunca la olvidaras…
Esta noche te di vida para que lo escrito no sea en vano, para que seas parte de este desorden... luego ante la compañía de la soledad te convertí en mi ser esencial, infaltable en la oscuridad del escritor. Te nombraste la ciega balanza , sobre mi incorregible desequilibrio emocional. Me confesaste una tibia tarde de otoño , que yo amaba, que yo soñaba , sin embargo solo tengo insomnio , y ganas de contar los pesares del pesimismo.
Allí te deje tirado, como si poco me importaras, ya nos volveremos a ver. Cuando, la luz queme mi rostro y la oscuridad me ilumine , cuando las imagines invadan mi cerebro, cuando hablar no valga la pena, y solo quede nuestra única manera de contar que sucede en mi mundo , en donde nadie pudo entrar todavía.

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